jueves, 1 de octubre de 2015

¿Por qué vegetariana?

Quiero compartirles un poquito de mi historia, empezando con el por qué decidí ser vegetariana. Todo inició un buen día que me fui de pinta con unos amigos de la ESEF (Escuela Superior de educación física) a comer tacos de carnitas.  A pesar de que desde niña me sentía más inclinada a preferir platillos sin carne (por ejemplo: siempre prefería unos sopes a unos tacos, ó un plato de espagueti a una carne asada), como en mi familia comían de todo y mucha carne, pues crecí comiendo carne.  El día de la pinta con los amigos era de lo más normal, y pues iba con toda la disposición de comer tacos, pero cuando llegamos al local me encontré con que ahí mismo estaba el cerdo muerto y estaban quitándole la piel.  La escena me impactó demasiado, no quise pedir tacos y me crucé la calle para comprarme mejor un yogurt y una barrita en la tienda (ahora sé que tampoco son opciones muy saludables, pero, bueno… en ese entonces yo no tenía idea de muchas cosas que ahora sé).
Esa impresión fue el detonante de que haya empezado a crear conciencia de lo que comía.  Todos somos distintos (mis amigos igual vieron al cerdo muerto y ni se inmutaron y se comieron alegremente los tacos), pero al menos a mí empezó a desagradarme la idea de comerme un animal muerto.  De ahí restringí bastante mi consumo de carne, si bien no lo dejé por completo debido a que me daba miedo que me fuera a faltar algún nutriente. 
Fue hasta el 2004, cuando regresando de Juegos Olímpicos de Atenas, y ya con la idea de retirarme del nado sincronizado, que decidí dejar de comer carne por completo.  Además también empecé a practicar yoga de forma regular, y con lo poco que empecé a estudiar sobre filosofía del yoga me convencí de que haría ese cambio.  El motivo principal era uno de los principios éticos que maneja la filosofía yogui que es “ahimsa”, que se traduce como “no violencia”.  Y el matar a un ser sintiente por la razón que sea se considera violento (después escribiré un artículo más detallado sobre este principio). 
Pero sólo dejé de comer carne y no me preocupé por comer realmente sano, por lo que empecé a tener algunas enfermedades que no relacioné con mi manera de comer y mi manera de pensar (en nuestra cultura nunca lo hacemos, pensamos que nos enfermamos por mala suerte).  Por azares del destino encontré información sobre la alimentación crudivegana, y comí de esa manera religiosamente por aproximadamente 7-8 meses.  Mis enfermedades desaparecieron y bajé de peso muchísimo (yo me sentía excelente, pero en nuestra cultura no está muy bien visto estar tan delgada), mi práctica de yoga mejoró demasiado y me sentía en mejor forma que cuando competí en Juegos Olímpicos. Fue cuando sentí en carne propia la importancia de la alimentación en la salud. 
Pero casi enloquecí, sólo pensaba en comer de manera correcta, y mi vida giraba en torno a la comida.  No presté atención a cuestiones emocionales que estaba yo tapando con mi actitud de obsesión por comer bien (especialistas llaman a esto ortorexia). Después entré en una etapa donde, por varias cuestiones emocionales, me vine abajo, y fue un detonador para que buscara refugio en la comida. Decidí soltar mis reglas tan rígidas y enfocarme en mis problemas emocionales.  Volví a los mismos malos hábitos que antes (el pan es mi vicio) y a comer compulsivamente.  Con esto volvieron los problemas gastrointestinales que habían desaparecido y aparecieron muchos kilos de más (15 para ser exacta, en 6 meses), de sentirme ligera y con energía, ahora me siento muy pesada y con sueño todo el tiempo (aun durmiendo 9 horas).  Mi práctica de ashtanga yoga retrocedió varios años (posturas que ya podía hacer fácilmente ahora ya las veo como un sueño lejano)… en fin, incluso aparecieron problemas que no tenía antes, como dolor en las articulaciones de los dedos de las manos, y en los codos.   Todo esto me lleva a la conclusión inequívoca de que somos lo que comemos, y que nuestras enfermedades son un reflejo de nuestros malos hábitos. En mi caso (lo reitero, no a todos nos funciona lo mismo) lo que me mantiene sana y alejada de las enfermedades es una alimentación basada en plantas, con poco ó nada de alimentos de origen animal, nada procesado ó refinado. Básicamente frutas, verduras y semillas. 
Pero así como no soluciona nuestros problemas de raíz el sólo enfocarnos en sanar nuestra mente y nuestra alma sin cuidar de nuestra comida, lo mismo es a la inversa: no podremos llegar a ser la mejor versión de nosotros mismos únicamente prestando atención a lo que comemos sin atender a nuestra alma y nuestra mente.
Poco a poco este espacio lo voy a dedicar a compartir información que a mí me ayudó mucho en este camino de sanación, esperando de todo corazón que a ustedes también les ayude.


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